El mundo de las bicicletas y de los ciclistas está al orden del día. Este aparato ingenioso surgido hace dos siglos -más o menos, dicen, en 1817- se ganó un lugar dominante en las sociedades modernas por dos razones determinantes: los beneficios que trae para la salud humana, indiscutibles, y los aportes a los sistemas de movilidad urbana y al cuidado del medio ambiente, evidentes.
La primera parte tiene que ver con el llamado enérgico pero cordial que les hago a los conductores de vehículos de todo tipo, para que entiendan que el uso creciente de la bicicleta en el Valle de Aburrá, y el país en general, hará que cada vez haya más "bicis" en la vía. Esta semana, como es posible advertir que les ocurre a diario a tantos ciclistas, estuve a punto de ser aplastado en la Avenida Regional por una volqueta.
Ocurre que a numerosos conductores los ciclistas parece les producimos una inexplicable virulencia e intolerancia. No se nos ve como conductores de otro vehículo más integrado al sistema de transporte y movilidad. En los cruces es usual que, aunque el ciclista lleve la vía, los señores al volante de carros y motos se lancen sin la más mínima consideración y con riesgos obvios para la integridad del ciclista, que es el más vulnerable y desprotegido. Es una posición de "fuerza" descarada.
Es cierto que, igual, hay algunos ciclistas imprudentes que no guardan su carril, que se meten por cualquier recoveco, que no respetan los semáforos y que no usan casco ni respetan las señales. Pero eso no puede justificar las actitudes cuasi criminales de algunos conductores que nos cierran y casi que nos quieren ver bajo las ruedas de sus vehículos.
Este es un llamado a que las autoridades locales, los grupos organizados de ciclistas y los conductores desarrollen una gran tarea pedagógica de respeto e integración frente a una realidad inevitable y creciente: cada vez habrá más ciclistas en la vía y será necesario evitar agresiones, accidentes y pérdidas de vidas.
El otro pedazo de mi queja se lo dedico a la precaria información que se da en algunos medios informativos de los triunfos impresionantes de la camada de ciclistas talentosos que hoy tenemos: Quintana, Urán, Betancur, Serpa, Pantano y Atapuma, entre otros. Ellos, con su papel tan destacado, merecen más líneas de prensa y más minutos de radio y TV.
Era eso: que nos se nos discrimine a los ciclistas del común, en las vías, y a las estrellas, en la vitrina mediática.
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